sábado, julio 07, 2007
Marcha silenciosa…
El día 5 de julio seguramente será recordado como un día en que Colombia en boca de sus ciudadanos, manifestó abiertamente su rechazo a nuestra realidad de muerte y privación de la libertad, su rechazo al supuesto ejercito del pueblo…
Como un hecho insólito este día los miembros de mi oficina, organizaron por primera vez su adhesión a esta jornada de protesta contra la guerra interna en que vivimos.
Saliendo del edificio fuimos armados de una bandera blanca con un mensaje referente al evento y un pito, afuera ya me esperaban alrededor de 70 compañeros que se unían a esta manifestación.
Les confieso que nunca me había unido a este tipo de manifestaciones, siempre las había visto con apatía, pero la verdad últimamente había encontrado algo interesante en ellas, más que su motivación, analizaba como la cohesión de grupo generaba una fuerza esperanzadora para sus integrantes. Poco después alguien mencionaba que estas marchas deben generarse por inercia natural a los sistemas sociales ya que son modos de desfogue de energía generada por la desesperanza o la depresión que como individuos corrientes llevamos, decían que de mitigarlas los brotes de violencia son mucho más perjudiciales que permitirlas.
Pues parece que fue una de las manifestaciones masivas más grandes registradas en nuestro país, pues tanto será que hasta yo participe. Armado de mi pito y mi bandera, no pare de pitar unido por una multitud que hacia lo mismo. Salí a la carrera séptima donde otras personas con una bandera blanca lideraban la sacudida social que se presento.
Pues si en esta parte de la ciudad había manifestación la cosa en el centro por lo que vi fue multitudinario, pero lo interesante es que esta vez hasta los altos ejecutivos empezando por empresarios muy reconocidos y en compañía de sus subordinados hicieron parte de este evento, este fenómeno me pareció sumamente interesante; la otra cosa que me intereso fue ver por la carrera séptima desde renolsito 4 hasta el audi A6 con pañuelos y pitando, como sería la cosa que una locomotora paso por la novena pitando no el acostumbrado modo de advertencia sino que se unía a los pitos de los carros de la manifestación, por supuesto nos dejo sorprendidos y acallo por un segundo todo el ruido con su poderoso estruendo.
Creo que esta vez todos los estratos, ideologías, colores no importaron. Desde los obreros hasta como algunos compañeros decimos “semidioses” a los que ocupan altos cargos y tienen una formación académica tipo espacial.. lo dotores… unos al lado de los otros caminaban juntos por la misma causa.
Creo que Colombia se unió y eso me gusto, la verdad sigo pensando que estas marchas no sirven para cumplir su motivación (sea la ley de transferencias, las universidades públicas o la guerra interna) como vi en otro Blog, la guerrilla le importa un pepino lo que paso, pero lo que si mostro es que ya todos estamos mamaos de esta situación, que el supuesto ejercito del pueblo que su ideología era proteger a los vulnerables contra la “oligarquía” es una completa mentira ya que ahora ellos hacen parte de esa “oligarquía” .
Nuestra Bogotá se manifestó, por un momento se paralizo y al final todos volvimos a nuestra rutina, fue un día especial, y como muchos mencionaron, fue sencillamente conmovedor.
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3 comentarios:
Lo que dices es cierto, ahora las FARC tienen el balón en su area, esperemos que el pelotazo venga con todo y cuerpos de los diputados.
Que buen espacio Hermman!!!! Si claro, este tipo de eventos generan un sentimiento patrio que hace estremecer lo mas profundo del ser. Sin embargo, no se hasta que punto se queda solo en eso, en un momento donde afloran muchos sentimientos y despues todo vuelve a la normalidad.
Pues con la misma apatía que yo lo veía, Fuquen... No sé. Suelo pensar que este tipo de cosa es de las 1001 que a las FARC les importa menos... Sin embargo estuve ahi porque personalmente me han tocado un par de hechos muy tristes... y al menos estar ahi con las personas es algo que reconforta o al menos hace pensar que aún de la unión forosa pueda salir algo bueno.
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