Debido a un cambio en mi rutina diaria me he convertido más dependiente del trasporte privado y por tanto me ha invadido la conocida “ira de carretera”. Para los que no están familiarizados con el término y han seguido la serie norteamericana de Los Simpson, recuerden cuando Marge es sancionada por conducir agresivamente luego que Homero adquiere una de esas camionetas gigantes para damas muy comunes hoy día.
Pues aunque no ando en una de esas camionetas sino por el contrario en un auto pequeño, me he convertido en mi propio fantasma. En un atravesado!!!
Bueno estoy exagerando pero al conducir todos los días por la calle 13 de Bogotá te das cuenta que si quieres sobrevivir en esta jungla de cemento debes convertirte en la Marge Simpson de ese episodio para llegar a tu destino. La cantidad de camiones es excesiva, esta vía nacional esta muy congestionada y como hay tanto vehiculo pesado que además solo le da por circular por el carril “rápido” de la izquierda, mientras el transporte publico se detiene donde quiere en el derecho, el transitar normal se convierte en una pesadilla, virando en zigzag para poder adelantar a los vehículos imprudentes.
A esto se suma el mal estado de la vía, el polvo, la lluvia y el que todos los conductores se vuelven sumamente agresivos y todo se convierte en un caos en la que unos contra otros terminan insultándose en medio de luces plenas, frenadas y detenciones provocativas y el sonido del claxon que en su especial lenguaje te informa de que te vas a morir.
Cada día que emprendo mi viaje aspiro profundo y medito para bajar la tensión y viajar sin afanes pero han llegado momentos de intensa ira que me obligan a forzar la razón a actuar y no guiarme por el impulso el cual me podría costar mucho.
Ciertamente esto es consecuencia de nuestra infraestructura precaria, este tipo de vías deberían ser mucho mas robustas para permitir el tráfico tan mixto como se presenta, pero también es el resultado de nuestra cultura y hasta de la misma violencia con la que esta patria se ha construido que hacer para cambiar?
Pues aunque no ando en una de esas camionetas sino por el contrario en un auto pequeño, me he convertido en mi propio fantasma. En un atravesado!!!
Bueno estoy exagerando pero al conducir todos los días por la calle 13 de Bogotá te das cuenta que si quieres sobrevivir en esta jungla de cemento debes convertirte en la Marge Simpson de ese episodio para llegar a tu destino. La cantidad de camiones es excesiva, esta vía nacional esta muy congestionada y como hay tanto vehiculo pesado que además solo le da por circular por el carril “rápido” de la izquierda, mientras el transporte publico se detiene donde quiere en el derecho, el transitar normal se convierte en una pesadilla, virando en zigzag para poder adelantar a los vehículos imprudentes.
A esto se suma el mal estado de la vía, el polvo, la lluvia y el que todos los conductores se vuelven sumamente agresivos y todo se convierte en un caos en la que unos contra otros terminan insultándose en medio de luces plenas, frenadas y detenciones provocativas y el sonido del claxon que en su especial lenguaje te informa de que te vas a morir.
Cada día que emprendo mi viaje aspiro profundo y medito para bajar la tensión y viajar sin afanes pero han llegado momentos de intensa ira que me obligan a forzar la razón a actuar y no guiarme por el impulso el cual me podría costar mucho.
Ciertamente esto es consecuencia de nuestra infraestructura precaria, este tipo de vías deberían ser mucho mas robustas para permitir el tráfico tan mixto como se presenta, pero también es el resultado de nuestra cultura y hasta de la misma violencia con la que esta patria se ha construido que hacer para cambiar?
