martes, octubre 02, 2007

De esta agua no beberé



Revista Semana en una reciente edición aborda la problemática de las motos y su proliferación en todas las grandes ciudades, he tenido la oportunidad de visitar Medellín, Barranquilla y vivir en Bogotá donde encuentro que las dos primeras ciudades sufren de un caos impresionante en cuanto al tráfico de motos las cuales parecen tener la capacidad de generarse espontáneamente. Según hablaba con un amigo del trabajo el cual conocía el tema del mototaxismo, mencionaba que esta es una actividad económica interesante ya que el costo de las motocicletas es bajo por tanto es una inversión reducida, el dueño por lo general posee varias motocicletas que alquila por día a conductores.

Esto ha generado una proliferación exagerada de motocicletas, que brindan el servicio de taxis, por tanto a mayor numero de motos más probabilidad de accidentes. En Bogotá el crecimiento de las motos sigue aumentado.

Es conocido por todos el aumento exponencial de ventas de automóviles por las dos ensambladoras que compiten en el país, esto ha significado un aumento equivalente en la densidad del tráfico por las calles capitalinas debido a que los precios de los automotores son mas bajos, mas personas siguen llegando a nuestra ciudad y sigue aumentado la demanda de transporte público.
Esta situación me hizo tomar decisiones… al ir al trabajo me enfrentaba a busetícas pequeñas (como sabrán no soy pequeño), además de estar repletas de gente, la amabilidad de sus dueños era ejemplar. Durante el día tenia que desplazarme a algún lugar de la ciudad donde el transporte público no ayudaba, los fines de semana y tarde en las noches el transporte público escaseaba y la única alternativa se convertía en el costoso amarillo, mi amigo el taxi.
Esto me hizo evaluar la posibilidad de contar con mi propio transporte, después de mucho pensarlo, ver los costos del mercado del usado y la repercusión moral que traería para mí al aportar al ya caótico sistema de transporte, decidí lo increíble, ahora motorizado me uno a los complejos de la ira de carretera, mas aun en esta agresiva ciudad donde hay que ser un “avión” para no dejarse cerrar en todas las esquinas, pero debo confesar que mi capacidad de movilidad a aumentado drásticamente, aun soy nuevo en este tema de la automovilidad pero es una experiencia interesante, por tanto aunque no me desprendo del todo del servicio publico capitalino ya no seré tan rutinario cliente como lo era antes.

1 comentario:

Bibiana dijo...

Intereante por la nueva experiencia de tranporte....sin embargo como diria mi amigo Kolberg(Autor que habla de la moralidad) sera este un tipico caso de doble moralidad o mas bien de Inteligencia, entendida esta como la adaptacion al medio?